Antes de hablar sobre los beneficios de los tratamientos capilares, debemos empezar por entender cómo se comporta el cabello, sus propiedades y características. De nada serviría decir todo lo que contiene una crema reparadora, si no somos conscientes del momento en que dañamos nuestro cabello, o creemos que con dejar «descansar el pelo por un tiempo» los procesos químicos desaparecerán junto con el daño en la fibra capilar.
Primero, debemos saber que un tinte que en su empaque dice «permanente», lo es. Esto significa que una vez colocado en el cabello no se caerá, ni la estructura de la hebra capilar volverá a su estado natural de ninguna forma, y menos cubriendo con otro tinte, esto solo hará que haya doble proceso químico. (También son permanentes las decoloraciones y alaciados permanentes).
Segundo punto que debemos conocer: el cabello crecerá aproximadamente un centímetro por mes, y este nuevo crecimiento será de su tono natural, pero de medios a puntas seguirá alojando pigmentos y estando procesada. En un año, aproximadamente tendrá doce centímetros de cabello natural y si no se han cortado las puntas, estas seguirán siendo cabello procesado.
Tercer punto de suma importancia a tener en cuenta: el cabello no puede regenerarse, porque es una fibra sin vida, y no tiene la capacidad de recuperarse como lo hace un tejido vivo o un músculo, que al cortarse o lastimarse puede cicatrizar.
Cuarto: Todos los procesos químicos son necesarios para realizar los cambios de color, no podemos hacer extracciones de pigmentos cosméticos sin decolorantes, pero estos también dañan el cabello, y es inevitable. No podemos separar un proceso de otro. Es aquí donde entran los tratamiento capilares y su importancia. Y en el último punto veremos por qué:
El cabello tiene resistencia, y elasticidad (entre otras muchas más propiedades), por eso cuando realizamos un balayage, mechas o tinte por primera vez, dependiendo del grado de proceso, el cabello queda en óptimas condiciones, especialmente si el colorista profesional usó un material de buena calidad, pero al paso de los días, el cabello ya con cutícula abierta (primera capa del cabello que protege el interior de la hebra) deja pasar los agentes agresivos del medio ambiente, como el cloro del agua, etc. Todo esto llega diariamente al cortex (segunda capa del cabello) donde se alojan los pigmentos, tanto naturales como cosméticos, allí también se encuentran los puentes y cadenas que dan fuerza y forma al cabello (y que muchas ya se rompieron durante el primer proceso químico). Como este no puede regenerarse, al llegar el momento del retoque o simplemente al paso de los meses deseas cambiar tu color, habrá un nuevo proceso químico, pero ahora nos encontramos con cabello menos resistente, que no fue restaurado en todo este tiempo, ya con cadenas rotas y un pigmento cosmético PERMANENTE, mucho más arraigado y difícil de remover que el tono natural. Probablemente resista un segundo proceso, aún tenga suficiente resistencia, pero ahora el daño será mayor y empezará a notarse más profundo, como sequedad, porosidad; si es rizado, perderá la forma; si es lacio empezará a esponjarse, perderá más resistencia y elasticidad. Y si seguimos procesando con tintes, decoloraciones, alaciados, y más, sin usar tratamientos reparadores llegará al punto de rompimiento.
Para evitar llegar a un punto de quiebre, es importante que después de cada proceso químico se empiece a tratar el cabello con champús, mascarillas, y cremas reparadoras adecuadas, que aporten proteínas, hidratación y aceites que ha perdido el cabello. Como ya sabemos, este no puede regenerarse, y la funcion de los tratamientos es «remendar» las roturas causadas por la alacalinidad de los químicos. Estos nutrientes y proteínas se alojan entre los huecos de las cadenas, funcionando como pequeños parches y así devolviendo fuerza y resistencia a la hebra capilar. Mantendrán el cabello en óptimas condiciones para los retoques entre la unión del cabello nuevo y el procesado para evitar los quiebres. Además los tratamientos están diseñados para equilibrar la hidratación y el pH del cabello. Las mascarillas a menudo tienen un pH ácido que elimina la alcalinidad del cabello, es decir, un cabello alcalino, es encrespado, poroso, esponjoso y áspero, al estabilizar su pH se torna suave, con brillo, se cierra su cutícula, y baja volumen. Volvemos a recordar: los procesos son permanentes, por lo que el uso de tratamientos reparadores debe ser constante, y saber que si dejamos de usarlos, nuestro cabello quedará expuesto nuevamente. Entre mayor cantidad de procesos químicos nos realicemos, mayor cantidad de tratamientos debemos usar para evitar el rompimiento del cabello. No debemos pasar por una mala experiencia de perder el cabello. Podemos usar colores y tonos sin sacrificar brillo y suavidad, solo con incorporar los tratamientos adecuados en nuestra rutina de belleza. Los ingredientes activos que benefician tu cabello se encuentran en diferentes presentaciones: como champús, acondicionadores, termoprotectores, serums, mascarillas, etc.
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